Las lentes oftálmicas se pueden prescribir para compensar un defecto refractivo y para conseguir que el sistema visual funcione de una manera más eficiente.
Por tanto, podemos distinguir dos tipos de uso de las lentes como tratamiento, las destinadas a compensar, y las destinadas a potenciar el sistema, haciendo así un efecto terapéutico sobre el sistema visual.
Cuando usamos lentes para mejorar a eficacia del sistema, el objetivo de la lente no es compensar ningún defecto refractivo, sino modificar la acomodación y la binocularidad. Es decir, el “esfuerzo” que tiene que hacer el sistema visual para mantener la imagen única, la apreciación del tamaño de los objetos, la localización espacial y de forma global la percepción de nuestro entorno.
Habitualmente usamos lentes positivas de baja potencia y / o prismas.